Diseñar y extender tu producto desde la marca

Publicado por Juanjo Brizuela en

Permitidme de nuevo un momento de reflexión relacionado con el deporte y el baloncesto, en particular. Comienza una nueva edición de la Copa del Rey ACB. Un evento que reúne pasado el ecuador de la temporada baloncestística profesional a los 7 mejores equipos de la primera fase más un club organizador. Posiblemente este torneo sea el estandarte de la competición profesional, la Liga Endesa ACB, ya que solamente con las cifras de medios registrados que atienden estos 4 días de baloncesto, muestra el interés sobre el mismo. Quizá porque sea en un periodo del año que faltan alicientes deportivos más allá de cada jornada semanal, la Copa ACB es un momento del año que despierta interés …y pasiones.

En muchas organizaciones uno de los debates más interesantes sea la definición y desarrollo de un nuevo producto. Liguémoslo o no al ámbito de la innovación organizacional, generar un nuevo producto tiene su componente estratégico, su componente de diseño, su componente de servicio y su componente emocional. Dichos espacios son inherentes al mismo, no puedes pensar en generar algo nuevo si no aporta a la organización una nueva ventaja competitiva en el mercado, si no resulta útil y muestra un beneficio y una solución prácticamente inmediata y si no despierta un vínculo extra, formal, que haga que esa relación sea más estrecha aún. Diseñar un producto hoy en día es uno de los retos más estratégicos y apasionantes que existe.

Cuando en muchas de las charlas y seminarios hablo de la experiencia de marca y de las diferentes expresiones de marca, hago especial referencia a este hecho: el producto. Y es que analizando diferentes casos de sectores absolutamente dispares, demostramos que el producto responde siempre a lo que la marca es pero sobre todo es el eslabón perfecto e ideal entre una marca y una persona. Si hablamos de un restaurante, el menú responde perfectamente a los valores y significados que la marca posee y expresa. Si hablamos del sector industrial, un producto más allá de su innegable beneficio funcional aporta un beneficio simbólico que estrecha las relaciones. Si hablamos de un producto digital permite que la interacción constante forme parte de estas relaciones. En cualquier caso, el producto es una extensión real y tangible de la marca. Y a veces no nos damos cuenta de ello.

Tomo el ejemplo de la Copa ACB porque además de ser un producto baloncestístico oportuno, diferente y relevante para l=s aficionad=s a este deporte, vemos cómo además se rodea de una capa que extiende al máximo las potencialidades de la marca (ACB) más allá que los meros partidos que se celebran cada día. La Copa alberga además actividades para todos los públicos, como la Minicopa, un formato reducido de la Copa para jugadores infantiles; alberga espacios de ocio y diversión relacionados con el basket y sus patrocinadores, la Fan Zone, y otros aspectos. De alguna manera, se diseñan nuevas capas que permitan extender ese producto principal a otros espacios que aportan nuevos significados y valores no sólo al producto en sí sino a la marca en general, en este caso, ACB.

¿Tiene/n tu/s producto/s estos servicios añadidos que añaden valor no sólo al producto sino a tu experiencia de marca en sí? Parémonos a reflexionar sobre ello.

Posiblemente la gran diferencia entre tiempos pasados y tiempos modernos, es que estamos pasando de trabajar por y para la mera transacción económica (compra-venta) de productos frente a un nuevo tiempo de construir una relación duradera, una relación que te permita comprender necesidades y expectativas y responder a todas ellas. A veces en forma de producto. A veces en forma de servicios. A veces en una mera conversación.

Mi buen amigo y compañero David Sánchez Bote lleva tiempo reflexionando y trabajando sobre la servitización (vaya palabro) en el mundo de la industria, aunque gran parte de sus reflexiones pueden servir para diversos sectores. Aquí la reflexión real es que no estamos hablando de ventas sino estamos construyendo relaciones duraderas que permitan interactuar en diferentes niveles con el cliente generando en todo ello una experiencia de cliente, una experiencia de marca única, diferente y relevante.

La Copa ACB es para mí uno de estos ejemplos. Como también podría ser la SuperBowl, la final de la Champions League o cualquier otro evento de cualquier evento. Los eventos en sí mismos son toda una experiencia en este sentido aunque en realidad se han convertido exclusivamente en un «fuego artificial» puntual y ya.

En definitiva, más allá de lo que podremos disfrutar estos 4 días con la Copa ACB (donde espero que mi Laboral Kutxa Baskonia se alce con el título), creo que deberemos pensar más en qué hemos de hacer con nuestros productos «extendidos», con la capa de servicio que les hemos de dar a los mismos y, en definitiva, cómo queremos potenciar nuestra experiencia de cliente y nuestras experiencias de marca.


2 commentarios

Miguel · 19/02/2016 a las 10:20

Llevar la experiencia del espectáculo deportivo más allá del partido es una clave para construir relaciones entre el público y los clubes. Hace dos años estuve en el Etihan Stadium viendo al Manchester City y enseguida te das cuenta de que el partido no dura dos horas.
La ciudad (o mejor dicho, la mitad de la ciudad, ya que se presupone que la otra mitad es del United) se engalona desde las 10 de la mañana. Los típicos pubs ingleses se llenan de aficionados con camisetas azulonas, y van al Estadio dos horas antes de que comience el choque, donde la experiencia crece exponencialmente. Carpas para aficionados, una megatienda oficial del club para comprarse la bufanda o la camiseta del Kun Aguero, conciertos de rock en directo, pantalla gigante desde la que se podían ver entrevistas a jugadores en el tunel de vestuarios o la narración en directo de los onces iniciales, y la música de Oasis sonando a todo trapo. Y al terminar el partido, repetición de la jugada. Así, un fin de semana si y otro no (más partidos de Champions). Un producto convertido en experiencia que se basa en el establecimiento de una relación más estrecha club-aficionado, en la que el club obtiene un retorno económico evidente y el aficionado la experiencia vinculada a lo emocional que buscaba.

Juanjo Brizuela · 22/02/2016 a las 09:32

@Miguel: ese ejemplo que me comentaste Miguel, me hizo mucho qué pensar sobre ello. Ya ves que sigue rondando la cabeza.
Un ejemplo más que un buen producto puede considerarse como extraordinario si se le llena de otras capas de servicios.
Abrazotes

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