Gestionar el recuerdo

Publicado por Juanjo Brizuela en

Vuelve a reunirse de nuevo la frontera que separaba la parte profesional de la personal, la del ocio y el hobby. Algo que nos empeñamos en separar pero que en cambio quizá interese unir más que diferenciar. Hay quien le llama serendipia, quien habla de casualidades o simplemente que en esta vida deberíamos transitar por nuestros caminos amarrados a nuestros valores y principios en todos nuestros espacios de vida. Me ha pasado y pasa en el mundo profesional cada vez que hablo de branding y me está pasando en este ciclo que tiene que ver con mi otra pasión personal: el basket. Ya lo sabéis.

«Gestionar el recuerdo» es esa frase que ha emergido en este tiempo. En muchos proyectos trabajamos sobre la diferencia entre «marcar», «hacer marca» y/o «DEJAR MARCA». Y es que si nuestra vida se llena de recuerdos que se instalan en nosotros tras haber vivido una experiencia, es a partir de ella, de la experiencia vivida, recordada, contada y compartida, desde donde deberíamos comenzar a trabajar, más que seguir el camino ortodoxo desde la identidad. «¿Y cómo lo podemos probar-desarrollar?» me dije… «llevémoslo al baloncesto», otra de esas ocurrencias que surgen cuando necesito encontrar ideas «out of the box».

Ha sido éste mi 3º año con los chicos cadetes de la Selección de Álava. 12 que se quedaron en el grupo final, 34 en total que han pasado por nuestra cancha desde primeros de febrero y algunos desde la temporada anterior. Chicos que por sus cualidades físicas, su talento y su imaginado futuro, pueden disfrutar más de este deporte. En total, 22 sesiones de trabajo, domingos a las tardes, hubiera sol, lluvia, apartando a otros planes de un fin de semana para dedicar hora y media a este deporte, en otro entorno, en otro contexto, con otras personas.

El año pasado ya comentamos que recuperamos aquella idea de «creer en lo que hacemos» y sobre todo en tratar que la experiencia vivida estuviera llena de experiencias, «dejar huella», «hacer sentir». A todos los niveles.

Conseguimos que las emociones se unieran a las experiencias. Conseguimos “dejar marca”.

El camino estaba marcado. Pero cada año no sé si hay que reinventarse pero sí que debemos dar un paso más. El cuaderno de notas donde apuntaba cada entrenamiento y cada idea a desarrollar era un hervidero de ideas, aquellas que funcionaron y aquellas que queríamos probar. En realidad cada «impacto» dominguero era en sí mismo el medio para seguir en el camino que queríamos emprender y para que en sí fuera un «fin»: debía impactar por sí mismo.

Cada lunes a la mañana apuntaba una nueva lección. Porque en realidad el esfuerzo por hacer de cada impacto algo memorable estaba lleno de riesgo, de intención y también de desconocimiento. No queríamos llegar hasta el final del camino sino queríamos que en el camino sucedieran cosas. Para que os hagáis una idea, cada domingo teníamos a nuestra disposición a 16 chavales, que se iban rotando; alguno de ellos volvería la semana siguiente y otro/s quizá no volvería de nuevo. Éste era el principal reto al que nos enfrentábamos. Ese chico, esa persona, ese impacto que quizá no volvería de nuevo. Era algo lógico ya que formaba parte del proceso, era algo traumático porque podría ser algo doloroso y a la vez era algo estimulante porque en ese momento, ÉSE ERA EL MOMENTO y quizá no otro más.

Para el mundo del branding me llevo esta idea básica:

Cada experiencia y cada momento de contacto es una oportunidad, y como tal, la debemos considerar y desarrollar.

Por lo general tendemos a separar drásticamente el corto del medio-largo plazo. Son como dos mundos que no sólo separamos sino que enfrentamos y que, por otro lado, apelamos a la defensa de uno para precisamente fijarnos en el otro. Algo así como «deja de mirar al futuro y piensa en ahora» y/o «vamos como pollo sin cabeza, sin rumbo, ni orientación».

¿Y si los unimos definitivamente? Podríamos incluso decir que ya lo hacemos, pero en realidad, nos encontramos que no es así. Se hace porque hay que hacer. O se piensa que hay que hacer. Pero desde luego se piensa haciendo, que debería ser un camino normal. Las marcas de hoy, aquellas que realmente «hacen cosas» son las que el planning y la ejecución van de la mano. Y son aquellas que además recorren caminos diferentes y en especial complementarios. No transitan un único camino. Recorren varios, la marca se muta en diferentes espacios y es capaz de comportarse y mantenerse relevante en cada uno de ellos. Cada acción suma…en perfecta armonía: producto que ofertan, momento de consumo escogido, experiencia en nuevos públicos, interacción y respuesta a lo que se propone desde fuera…planning y oportunidades. Ambas en la misma dirección.

Diseñar y preparar un equipo no deja de ser una tarea de planificación donde, insisto, cada sesión tiene esa parte de la idea con la que quieres llegar hasta el momento del torneo, pero en sí mismo debe tener esa particularidad que «extramotive» a quienes ahí están presentes. «¿Qué queremos que se lleven?» era la pregunta que lanzábamos entre nuestro equipo técnico. Aquella que le sirviera por si al domingo siguiente volvería o bien si no viniera, le serviría para él mismo en su entorno.

En muchas organizaciones aún se preguntan: «¿nuestros clientes por qué nos pagan?», «¿por qué motivo nos compran?». Curioso. Quizá tenga que ver con esa pregunta que se hacen muchas empresas de «Qué valor ofrezco», y que no es de fácil respuesta. Solemos decir en muchos talleres con organizaciones que debemos trasladar el «valor aportado», a otras dos dimensiones más:

  • que ese valor aportado sea PERCIBIDO como tal
  • que ese valor PERCIBIDO sea RECORDADO,
  • y que ese valor RECORDADO sea finalmente COMPARTIDO.

Son tres niveles que se superponen porque sin el anterior no es posible y además, a medida que profundizamos más en ello, nos permite especialmente conocer mejor a nuestro público. Todo un reto. Porque las marcas progresan y se mueven precisamente porque van/vamos conociendo mejor a estas personas. Sabemos (deberíamos saber, vaya) qué interesa, cómo es su estilo de vida, qué valora, etc. Una vez más volvemos al inicio de este post: «gestionar el recuerdo».

No nos fue fácil en este caso llevarlo al basket. Porque el recuerdo podía ser condicionado por el resultado. Al resultado le hemos colocado la luz del foco de la atención, sin importar el cómo se llega a él o cuáles son las condiciones que le afectan. En este caso, queríamos que el recuerdo no estuviera tan influido por el resultado, ganar o perder durante dos días seguidos. El ejercicio es complejo. La mentalidad debe ser la adecuada pero lo importante en este momento era cada acción en estas semanas de preparación, en especial a corto, es decir que el concepto trabajado funcionará domingo tras domingo, y por otro lado, que fuera encaminado a ser más y más competitivo, y no tan resultadista. Teníamos claro el VALOR APORTADO, porque era lo trabajado pero a veces la percepción, y desgraciadamente la realidad, nos hizo ver que aquello no salió como pensábamos: el resultado, quería decir. Una rabia.

¿Cuál es el objetivo de una marca? ¿Vender, vender y vender más y más, cada día, cada semana? ¿O en cambio lograr, lograr y lograr que el vínculo entre la marca y la persona sea cada vez más estrecho? Ése es el reto. Que el «grupo» se mantuviera unido a pesar de lo que el resultado nos dijera. Insisto, no fue fácil porque sí, perdimos, un día de 1 punto y el siguiente, apenas 15 horas después por 12 puntos. Pero pasados los días, nos vamos dado cuenta de que el VALOR RECORDADO es otro. El «gracias por todo», el «ha sido una experiencia maravillosa», el «qué pena que sea acabe» o el «estuvimos a una sola canasta pero el resto mereció la pena».

¿Hemos perdido o hemos ganado, realmente?

No quiero responder a esta pregunta aún porque necesito más «tiempo de luto». El esfuerzo ha sido grande, importante pero muy muy estimulante. Solo sé que todas las respuestas van hacia «qué más podemos hacer para estar en ese límite donde el resultado se equilibre con lo recordado». Llegarán las respuestas. De momento, llevemos el aprendizaje a ese otro cajón de la profesión.

De nuevo me repito porque he de hacerlo:

Enhorabuena a Bizkaia por su triunfo, a Navarra y Gipuzkoa por competir cada día. Enhorabuena y gracias también a la Federación Vasca de Baloncesto por el trabajo de este fin de semana y lo que está haciendo cada día por el basket. Queda aún mucho por hacer. Y en especial al equipo de comunicación. Zorionak!

Gracias a todos los colegios y clubs por esa labor tan silenciosa de cada semana, a sus entrenadores y a la Federación Alavesa. De nuevo, tenemos que dar una pensada a lo que hacemos y cómo lo hacemos. Hay que mejorar mucho más. Todos. Aún y todo gracias por vuestro esfuerzo.

Gracias a las amas y los aitas: por hacer que sus hijos crean en este deporte como medio para formarse como personas. Por convencerles de que tienen que entrenar cada domingo, haga lo que haga y pase lo que pase. Por estar ahí cuando ríen y sobre todo cuando lloran. Por apoyarles cada día. Y sobre todo por vuestros ánimos hacia nosotros. A mí en especial. GRACIAS.

Gracias a mi equipazo técnico: a Markel, a Alvaro y al recién llegado Julen. Gracias por creer en una idea, un estilo y un método. Cada vez es más vuestro que mío. Sólo espero que también os ayude en vuestro camino como entrenadores.

Y sobre todo GRACIAS a Adrián, Aitor, Jon, Imanol, Joseba, Mikel, Ander, Iker, Manu, Aritz, Hugo e Iker. Y también a quienes estuvieron en el proceso y son parte de esto tanto o más. Gracias por cada gota de sudor. Gracias por confiar. Gracias por mirarnos a los ojos. Gracias por sonreír. Gracias por CREER. Seguid creciendo.

Que nadie nos arrebate el recuerdo.

P.D.: Y para hablar de recuerdos que no quiero que JAMÁS se me olviden, a mí al menos, y probablemente al resto de nuestras 15 personas restantes del grupo, no hay palabras de agradecimiento, honor, generosidad y apoyo sin comparación para 3 de mis «faros» que me ayudaron en este viaje al mar de la competición. Gracias por escuchar, por alentar, por recomendar, por sacar un momento de su vida profesional y personal para dedicar 1 minuto a esta gente maravillosa que gracias a vosotros, sí a vosotros tres, seguro jamás olvidarán y les hará continuar con más fuerza su camino por este deporte. Por esa boca abierta que les dejasteis, por esa humildad y claridad de ideas que me transmitisteis, por ser como sois y no únicamente quienes sois: GRACIAS Ibón, Pablo y Pedro.


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