Al otro lado

Publicado por Juanjo Brizuela en

2626723676_c19c2d6418

Cuando menos te lo esperas y cuanto más a gusto te encuentras, sucede algo que te cambia el paso. Recuerdo una vez que alguien querido me dijo aquello de «…las monedas siempre tienen dos caras…». Algo tan obvio no podía ser tan cierto. Cuando crees que algo te va mal, siempre hay un haz de luz que te hace levantar con optimismo. Cuando piensas que estás en racha o que «todo está en orden», un ¡zas! te sitúa en otro escenario. Esa famosa «zona de confort» en la que nos pretenden situar tanto dentro como fuera de ella, tiene un lado oscuro que por más que esté oculto siempre está ahí. Lo invisible se manifiesta aunque queramos negarlo. ¿Pero no era invisible? Va a ser que no.

Estamos repletos de frases en positivo sacadas de páginas de libros de autoayuda y filosofía-bien-redactada: «…sé feliz…», «…encuentra tu camino…», y cosas de ésas que sí, no lo puedo negar, vienen tan bien que pretenden tapar una realidad a la que es imposible poner vallas, como en el campo. Todo positivismo se enfrenta con esas dosis de «golpe» emocional en el sentido contrario, que hacen daño, que duelen, que te dejan cicatrices y que hacen preguntarte ¿por qué? Quizá no nos han enseñado a vivir con ello y posiblemente hayamos dejado de hacernos esa pregunta, tan frecuente cuando éramos pequeños: ¿POR QUÉ?

El mundo de las marcas no rehuye esa realidad, todo lo contrario. Tienen que convivir con ello y si no lo hacen, deberían replanteárselo. Los antaño planes establecidos, esos grandilocuentes documentos que reflejaban sesudas sesiones «internas» donde se decidía el camino a seguir, de forma ideal y con aquello que se llamaba «visión», están navegando en mares desconocidos, con nuevos vientos y otras condiciones. La realidad hoy es tan tozuda que un «like» o un «no-like» te puede cambiar todo. Un detalle, una palabra no bien interpretada o simplemente un descuido hace que todo aquello que estableciste con tanto trabajo, pueda no servir ya de nada. Hemos aprendido tanto a mirarnos a nosotros mismos que no hemos tenido en cuenta lo que pasa al «otro» lado. Los hoteles han pensado tanto en sí mismos que se han olvidado de sus usuarios, de sus clientes, no han interpretado qué buscaban y qué les motivaba, hasta que ha llegado Airbnb y lo ha cambiado está cambiando todo. La prensa sigue replanteándose su negocio, quizá más enfocado a defender su profesión y está viendo cómo la actualidad es la que marcan las personas de la calle, «contando» lo que ven, lo que viven y lo que sienten. La realidad no es lo que te cuentan sino lo que ves. Y ahí, algo también está pasando.


 

En el mundo de nuestra identidad personal también ocurre. Jamás hemos tenido tanta «libertad» para expresarnos, la tecnología nos ha facilitado tantas herramientas para hacerlo que todo ha sido y está siendo tan fácil …hasta que por otro lado surge ese «lado oscuro» que pretende limitar tu expresividad y tus ganas de conversar, opinar, escribir, etc. Opiniones que se cruzan y que en vez de sumar, restan; conversaciones fundadas que se convierten en reproches y lo peor de todo, que en vez de apostar por el criterio se dejan llevar por algo inherente a la condición humana: el NO. Quizá tampoco nos hayan enseñado a convivir con ello o no hayamos aprendido de todo ello. Eso pasa también por ser conscientes de lo que está al «otro lado».

Me viene a la memoria un excelente post del amigo Asier Gallastegi donde hablaba del término VULNERHABILIDAD, que precisa aún más y mucho mejor todo esto:

Esta sociedad liquida coge formas que le cuestan reconocer hasta a el padre de todo lo liquido.  Y en este momento ¿como aprehendemos a vivir sin saber lo que viene después?. Tiene que ver más con aprender a navegar a vela que con conocer las piezas de un motor. Atentas al viento y a desplegar la tela en uno o en otro sentido.

Agosto llega como el fin de un curso lectivo. El año en realidad empieza en septiembre y con agosto llega el momento no de desconectar sino precisamente de conectar. Sí, conectar con otras ideas, con otras vivencias y otras experiencias, con otras lecturas que posiblemente durante el año sea difícil dedicarle el esfuerzo y la intensidad que merecen… y agosto nos lo facilita. Y siempre que se produce acaba conectando con esas ideas del resto del año, convirtiéndose precisamente en el mejor momento para cargar pilas, como se dice, en vez de «descargar» las que ya tenemos. Es precisamente el «otro lado» el que debemos enfocar para especialmente aprender de todo ello y saber responder a esos momentos que llegarán, porque siempre llegan aunque estén ocultos y esperándonos en cualquier lado y momento.

Disfrutad.

_______________________________________________________

La foto de inicio es de Flickr, de Ignacio Conejo


4 commentarios

Álvaro Andoin · 04/08/2014 a las 13:52

Estupendo post Juanjo.

Lo que escribes me sugiere una cosa y es que hemos olvidado de ejercer una importante responsabilidad. Me incluyo.

Hemos dejado de CONECTAR con las personas que están al otro lado. Hemos dejado de conectar con los que están pagando, contribuyendo, escuchando,…

Los tuits de Pérez Reverte no hacen sino visibilizar y canalizar lo que se respira en el ambiente.

«La gente pagaría con gusto si encontrase honradez».

Si queremos líderes, empresas, personas, consultores artesanos o sociedades más honradas, necesitamos más honradez. Y si queremos más honradez necesitamos mostrar más vulnerabilidad. ¿Tanto hace falta?

A veces una disculpa es suficiente.

Necesitamos más VULNERHABILIDAD, di que sí. Qué gran post ese de Gallas.

Necesitamos aprender a mostrarnos vulnerables.

Necesitamos aprender a utilizar la vulnerabilidad no como una mera pose sino como un imán que invite a los demás a relacionarse con nosotros. Igual que hace Gallas cuando deforma las palabras y nos invita a usarlas a nuestro modo.

Supongo que de nosotros depende si vamos a pasarnos la vida mirándonos al espejo en nuestro castillo de cristal o si vamos a abrir más la ventana para dejar pasar el fresco y sentir lo que se vive al otro lado.

Disfruta mucho de tus vacas.

Un abrazo.

Asier Gallastegi · 04/08/2014 a las 15:41

Me hace mucho sentido lo que cuentas sobre conectar en verano. Esa es la tarea del año y parece que en vacaciones nos es mas natural. Estamos en lo mismo Juanjo. Yo ahora dandole vueltas al cuerpo para hablar de esto mismo. 🙂 Un abrazo enorme. Asier

Juanjo Brizuela · 06/08/2014 a las 09:25

@Alvaro: gracias por la visita Álvaro.
Ha sido una reflexión que sale de lo más hondo de mí, porque me ha pasado y espero que me pasa. Convertirte en «vulnerable» y ser consciente de que lo eres es un aprendizaje bárbaro. Claro que el ejercicio real es ser consciente primero de eso y después en cómo poder conectar mejor con toda esa gente, como bien dices. Honradez y humildad son términos que quizá porque llevan una «h» al inicio (y ésta es silenciosa), nos vamos olvidando de ello y creo personalmente que son los valores que más y mejor nos conectan con «nuestra» gente. Piensa por ejemplo en la familia y los amigos. Llevémoslo entonces al resto de nuestros espacios sociales.

«Necesitamos aprender a mostrarnos vulnerables» vaya frasaza, amigo… pero tiene todo el sentido del mundo. A ver si agosto permite encajarla como debe para el resto del año y de nuestras vidas.

Disfruta compa

Juanjo Brizuela · 06/08/2014 a las 09:30

@Gallas: cuando se producen desconexiones es cuando más te das cuenta de que es necesario conectar y conectar con todo lo que se pueda: ideas, reflexiones, miradas, personas… el problema está en que parece que hay contextos mejores que otros, verano es uno de ellos, pero deberíamos hacer el ejercicio continuamente.
Te leo, veo que conectas siempre y veo sobre todo que aprendes a vivir con ese «otro yo» con ese «otro lado», que tanto cuesta pero que tanto reconforta.
Gracias por la inspiración 😉

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *