Sin ti no hay manera: adiós 2017, hola 2018

Publicado por Juanjo Brizuela en

Acurrucado en estos días con el calor del abrigo, uno acostumbra a bajar la cabeza para protegerse del frío mientras por su mente se van poniendo en fila los recuerdos de lo que ha sido un año. A cada paso que das intentas ir más allá de cada recuerdo para ir más lejos hasta llegar a todo aquello que pensamos/pensaste, a finales de 2016. Es cuando comienzas a trazar esas líneas que conectan lo que deseaste con lo que se ha ido realizando, con el resultado de la operación sea cual sea.

Se haya cumplido o no, más o menos, en mayor o menor medida, el caso es que de estos casi 365 días siempre podemos sacar lecturas, positivas y otras no tanto. Es así, fue así y deberá ser siempre así. Se aprende a medida que un= es capaz de pensar y reflexionar con la suficiente distancia para darse cuenta de hasta dónde pueden llegar las ilusiones, los retos, los proyectos y los deseos.

Al 2017 le pedimos inspirar, inspirar con la fuerza suficiente para poder respirar juntos, al ritmo acompasado con cada metro del camino recorrido. Inspirarse y ser capaz de inspirar a los demás. Tomar aire para con el impulso recogido ser capaz de avanzar siempre, sin temor, sin reparo. Avanzar juntos con la seguridad y la confianza suficiente para que ante la duda o ante un pequeño problema que se te presente se sea capaz de superarlo. Creo que ésta ha sido la gran lección del 2017: afrontar cada reto, fuera del tipo que fuese con la confianza suficiente para ser capaz de superarlo, para avanzar y para que deriven a su vez otros nuevos retos por alcanzar.

Siento que ha sido un año donde han florecido como nunca las conversaciones, las charlas y los debates, los intercambios de opiniones, compartir ideas, pensamientos y sueños. Han sido éstas, las conversaciones, las que han superado con mucho a los keynotes, los gráficos y el cuerpo de letra 36. Y eso para mí ha sido absolutamente enriquecedor. Con el paso de los años nos damos cuenta que en la medida que somos capaces de compartir puntos de vista, debatirlos, mascarlos y buscarles otros puntos de vista, valoramos más la idea de que en este mundo, personal y profesional, nunca estamos solos y que es mucho mejor caminar de la mano, mirarse a los ojos y hablar con el corazón en una mano y la razón en la otra, que no presentarlo fríamente con el único calor de la luz de un proyector.

La intensidad de este blog ha descendido en posts respecto a otros años pero me siento mucho más contento de la profundidad de cada uno de ellos y sobre todo lo que ha generado a posteriori, precisamente en conversaciones que se han producido después. Sí es cierto que la actividad profesional de este año ha sido importante y que quizá esta cadencia de escribir cada semana no se haya cumplido, pero en cambio siento que lo que he podido compartir con cada un= de vosotr=s, que he tenido el honor inmenso de reconoceros por aquí, vale mucho más que el número de posts. Eso sí, quiero que en el 2018, sí tú 2018 que me estás leyendo en estos momentos, esta actividad sea mayor y mejor. Es todo un desafío claro.

La inspiración ha seguido trabajando cada día. He redescubierto de nuevo que las palabras son mágicas, que jugar con las palabras es tan emocionante que ser capaz de que alguien se emocione con ellas es uno de los mayores logros que tenemos como seres humanos. He redescubierto que la poesía traslada una manera de sentir y de expresar que deberíamos considerarla aún más: Borges, Cortázar, Benedetti me han dado sus manos para caminar semana tras semana. Los libros son de una fuerza inspiradora tal que la necesidad de recurrir a ellos es diaria. He redescubierto que la música suena siempre a nuestro favor cuando también se le llama. Pasar de oír a escuchar música es como tener un acompañante o bien tener alguien a tu lado con quien compartes incluso más que una mera nota musical. Y que todos tenemos una melodía cada día que nos empuja a la actividad aún más. He redescubierto con el basket que cuando las ideas se transmiten, se demuestran por qué y se comparten siempre con pasión, es más fácil que todo el mundo se alinee con ellas. Y que cuando das confianza, empujas confianza y promueves confianza, ésta se te devuelve con creces. He redescubierto que cada vez que te enfrentas a un teclado y a un editor de texto, o que te enfrentas a una página en blanco y el lápiz bien afilado, escribir se convierte en terapia y aprendizaje a la vez. «Escribir, para mí, es hacer el esfuerzo de soñar» decía Julio Cortázar…y he soñado mucho, pero mucho. He aprendido más de Juanjo Brizuela que lo que le conocía antes. Y es porque escribiendo eres capaz de conocerte aún más. Y no es por uno mismo sino es por lo que me rodea y por lo que me ha rodeado, por lo que me inspira y me emociona, que tiene un valor aún más incalculable y me ha servido de muchísima inspiración que respiraba emoción por todos sus poros. Y lo sabes.

Me está gustando cómo comparto la idea de branding a los demás, a mis clientes, a mis colaboradores, a mis alumn=s, a mis colegas de profesión. No siento que esté sentando una manera de entenderlo pero sí que estamos haciendo ver que la marca es mucho más importante y tiene bastantes más vértices y poliedros interesantes que no pensar en lo estético, en lo efímero, en su epidermis o en su constante lanzar mensajes. Hablar de creencias, hablar de cultura, hablar de comportamientos nos hace comprender la marca desde otra óptica, nos hace colocar lo importante en el centro, la persona, y cómo conectar marcas con personas y personas con marcas. Conectar y sobre todo CÓMO conectar y POR QUÉ y PARA QUÉ conectar. Todavía queda trabajo por recorrer y espero también que a lo largo del 2018 sigamos profundizando aún más y sobre todo llevarlo más a cabo. Mi mapamental de EQUILIQUA LAB está bien repleto para el año que viene.

Así que vamos apagando el 2017 y con la llama viva que aún queda encendemos el 2018. Y esa llama viva es confirmar de nuevo que sin «los demás», sin mis compañeros de trabajo, mis colaboradores, mis clientes, mis «jefes», sin mis colegas de profesión, sin los cafés de la mañana en compañía de una emoción, sin las llamadas de teléfono, Skype y/o Hangout, sin los mails, las menciones, los «me gusta», los OK, los «enviar comentarios», sin los «estoy de acuerdo», «no lo veo», «qué crees», «me gustaría que…», sin los «tenemos que vernos», «qué vas a hacer mañana», «¿podemos hablar?», … sin ti, no somos nada. Es fácil de entender pero es más importante darnos cuenta de ello. Y eso sí es lo que le pido al 2018: que tengamos la capacidad de estar «juntos», ser «juntos» y hacer «juntos». Porque como dice Benedetti:

Gracias por estar ahí.

Gracias por cada segundo que pasáis entre estas líneas del blog. 

Gracias por disfrutar. 

Gracias.

Sed felices.

FELIZ 2018

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La foto de inicio es de Flickr, de Ivana Vasilj


6 commentarios

Julen · 29/12/2017 a las 10:13

«He aprendido más de Juanjo Brizuela que lo que le conocía antes». Bonita reflexión. Que todo siga por buen camino, compañero. Nos vemos 🙂

    Juanjo Brizuela · 29/12/2017 a las 19:11

    @Julen: este año de tantas conversaciones y tantas charlas, he tenido que aprender y prepararme aún más para poder preguntar y responder mejor… y ahí me he sorprendido de mí mismo… para bien, claro. Intentaremos seguir mejorando de cara al año que viene…y a ver si estamos, que tengo ganas. Feliz año jefe… será seguro inolvidable para ti. Abrazotes

José Miguel Bolívar · 30/12/2017 a las 10:46

Muchas gracias por la inspiración, Juanjo. Mis mejores deseos para un 2018 inspirado e impresionante.
Un fuerte abrazo!
JM

    Juanjo Brizuela · 01/01/2018 a las 13:28

    @JoséMiguel: vamos a por ello compañero… con más ganas que nunca … abrazotes grandes

Nerea · 31/12/2017 a las 18:30

Feliz Año Juanjo! Leerte y escucharte es un placer con el que también espero contar en 2018. Poder compartir contigo momentos tan intensos como los de este año han sido un lujo.

    Juanjo Brizuela · 01/01/2018 a las 13:29

    @Nerea: ¿estás seguro que es eso lo que quieres? jajajaja … el lujo es mío y lo sabéis. Un beso tan grande como tú

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