#redca11: Explorar las oportunidades

Publicado por Juanjo Brizuela en

Quisiera recuperar la confianza en la palabra “oportunidad”. 26 semanas después, lo que viene a ser 6 meses, y tras formar parte de este capítulo que se está escribiendo sobre esta pandemia del siglo XXI, palabra que solo aparecía en los libros de la historia pasada pero no del presente, hablar de oportunidad me produce un esfuerzo que aún no ha encontrado recompensa. Tuve, y tengo, la fortuna de continuar con mi actividad profesional en estas semanas, pero lo que no hace tanto me parecía una palabra que debía ocupar un lugar privilegiado en nuestro listado de intenciones de obligado cumplimento, oportunidad, ahora me cuesta mantenerla en ese espacio que movilice nuestro comportamiento. Oportunidad se enfrenta a realidad en una contienda que tiene como objetivo lograr ese equilibrio esperado y deseado que nos ayude a afrontar un mañana que no sabemos cuáles es, donde ir más allá es zambullirte en un mar de dudas y mirar alrededor tampoco ayuda a navegar con la suficiente tranquilidad.

No obstante oportunidad ocupó un lugar de privilegio en el pasado encuentro de nuestra Red de Consultoría Artesana #REDCA celebrado a mediados de julio, el undécimo ya, y como viene siendo costumbre tras las últimas ediciones, supuso un soplo feroz de energía, ilusión, profundidad, realidad y futuro, mucho futuro. Abrió unas sendas aún inexploradas, al menos para mí, que aclararon más el compromiso y la acción a posteriori. #REDCA10 superó el listón de aquellas mis expectativas, allá a finales del mes de febrero y poco antes de la aparición de forma abrupta y sin pedir permiso del COVID-19. Este #REDCA11 abre puertas interesantes en un entorno gris.

Tuvimos la obligatoriedad en estos meses de reconvertir nuestras casas en verdaderos hogares con todo lo que eso supone, y orientar esas miradas a un punto fijo perdido en el horizonte invitando a la reflexión, a las preguntas sin respuesta y a interrogantes de difícil comprensión. Una vez más, #REDCA apareció como el mago de la lámpara maravillosa y se convirtió en un punto de encuentro especial y diferente, a lo conocido hasta entonces. Celebramos una nueva edición, virtual por obligación y estimulante por necesidad. Una llamada a la que acudimos a nuestras pantallas digitales como quien abre su puerta a un regalo inesperado porque sí. Ahí estuvo la red, ahí estuvimos y de ahí surgieron de nuevo aspectos que vienen a corroborar que juntos puedes llegar, siempre, mucho más lejos.

«De estas situaciones, indaguemos en las oportunidades» fue la llamada interna. Durante aquellas semanas manteníamos nuestro contacto personal por cómo iban las cosas por casa y al unísono nos propusimos volver a encontrarnos para compartir nuestras realidades personales y profesionales en estos nuevos tiempos, extraños, llenos de interrogantes pero donde somos conscientes que las respuestas en esta red amortiguan en casi todas las ocasiones las dudas, los miedos, las ilusiones pero sobre todo las conversaciones y los ánimos recíprocos.

Si en #REDCA10 las raíces fueron nuestro principal tema de conversación, en #REDCA11 las oportunidades emergieron como llamada a la acción. Personalmente, y así lo expuse, me resultaba chocante precisamente eso, hablar de oportunidades. Porque, y me ciño a aquel momento, era una de esas palabras que con más frecuencia leíamos y escuchábamos: es el momento de las oportunidades. Había que buscarlas, prepararlas, intuirlas, provocarlas, forzarlas… Digo me chocaba porque si por un lado era cierto que había que reafirmarse y activarse en su búsqueda, la realidad maniataba la acción: «No me cogen el teléfono», «me dicen que no es el momento», «habrá que esperar a ver qué pasa», «sí, pero no sé», eran otras frases que acompañaban a este izar de la bandera de la oportunidad.

Este verano, raro y extraño como nunca, ha resituado algunas cosas en la cabeza, en el cuaderno de apuntes y en el mapa mental de las ideas a poner en marcha. Quizá por eso haya tardado tanto en este post que tenía que haber salido antes. De nuevo digerir lo hablado y orientarlo hacia lo profesional, y lo personal, requería de reposo para tener claro los focos a alumbrar. Como aquel final de febrero tras el encuentro tuvo sus repercusiones casi inmediatas, ahora comenzando un nuevo curso necesito compartir algunas de aquellas reflexiones adaptadas a nuestra realidad.

Tenéis, como siempre, un detallado resumen en el post que Julen Iturbe escribió en su momento. Temas internos de #REDCA que emergieron de nuevo y con nuevas vías de trabajo que sobre todo nos ofrece la realidad digital (ha tenido que venir una pandemia para aprovechar de verdad lo que lo digital aportaba, y eso que forma parte de la identidad de la consultoría artesana): Compromiso, participación, internacionalización, talleres, puestas en común, comunidad de práctica. Pero además de ello, me gustaría incidir en un par de aspectos que resonaron para mí con especial fuerza:

  • Acompañar & Explorar: La labor de la consultoría sigue en permanente cuestión. Somos ese colectivo que estamos ahí y facilitamos la actividad diaria de quien nos contrata. Quizá nos hayamos acomodado en la tranquilidad del estar ahí precisamente en una actividad en la que no debemos asentir con asiduidad sino más bien en provocar la acción para el cambio, que quizá sea uno de nuestros principales cometidos de nuestro trabajo. Así que acompañar se ha precisamente «acompañar» de la palabra explorar, es decir, de llegar a eso que se llama CAMBIAR, modificar, amplificar, reconstruir, estimular, innovar, hacer de nuevo. Estos tiempos recientes precisamente si algo evidencian es que «se está yendo a lugares donde ya estábamos antes pero ahora mismo, no funcionan», llegamos a comentar. Explorar, esperar para cambiar, transformar son verbos (y como tal acción) que deben sumarse sí o sí en nuestra tarea de acompañamiento como consultor. El acompañamiento no ha de ser reflejo de la comodidad del «hacer bien lo que sabes» sino de ayudar a explorar nuevos campos con el riesgo que supone pero con la visión de quien ha de indagar en nuevos campos para seguir siendo como se quiere ser. 
  • Transformar para continuar: «Nadie vuelve al mismo sitio siendo el/la mismo/a de antes», surgió en el debate. Nadie. Deberíamos volver a nuestros orígenes y pensar de nuevo en Heráclito y sus famosas frases de «Nada es permanente salvo el cambio» y aquel «Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña» o ese de «Los buscadores de oro cavan mucho y hallan poco». De nuevo la palabra CAMBIO aparece en nuestro lenguaje como piedra clave sobre la que reconstruir esta realidad, reconstruir las organizaciones. Desde una visión humana y honesta, CAMBIAR tiene mucho que ver con actitudes que son más personales que organizacionales y probablemente nuestra mayor labor sea la de convertir el CAMBIO no solo en un anhelo de «alguien» sino de «alguienES», de un colectivo, de una organización alineada en esta actitud de transformación. La realidad de estas semanas vuelve a evidenciar y demostrar, que quien no ha tenido previamente esta actitud hacia el cambio y hacia la transformación, ha tenido problemas graves de adaptación real. La acción no vale solo en sí misma sino en especial como factor transformador. Son precisamente estas actitudes hacia la transformación las que propician que nuestros proyectos se conviertan en algo que realmente deje huella, desde una óptica personal («proyectos de verdadera transformación personal») y sobre todo que colectivamente permita descubrir aspectos que realmente logren alinear los proyectos con las personas.

Nos queda claro que en esta vida hay «aspectos que no puedo cambiar» pero en cambio hay otros muchos que sí puedo cambiar. Es en éstos donde la actividad, nuestra profesión, nuestros proyectos deban focalizarse. Parece que ahora en estas circunstancias, todo aquello que tiene que ver sobre todo con proyectos de «personas con personas» están en crisis (empleo, lo social, educación, servicios, 3ª edad, etc). Es por ello que este empuje hacia la exploración de nuevas vías es la necesaria para ir abordando situaciones que asienten la confianza, sabiendo del riesgo. Porque con el riesgo hemos de convivir sí o sí. Igual que con la seguridad o inseguridad (vete tú a saber) y las dudas.

Pienso, no cabe duda, en las marcas. Hemos visto en estos meses pasados a muchas de ellas «bloqueadas», «paradas», como quien lleva una pesada losa sobre sus espaldas que creía potentes y resistentes. Quizá su desarrollo ha vivido en un presente cómodo y de sentido común, sin tiempo dedicado a explorar, a indagar, a preguntarse «¿y si…?». Es fácil visto el percal de estos meses pasados decir esto, cierto, pero también es verdad que algunas preguntas realizadas con anterioridad han encontrado algunas respuestas en eso de «si hubiera aprovechado la oportunidad». Y es que las oportunidades a veces vienen, pero en general hay que ir a buscarlas y a explorarlas. Y eso es lo que deberíamos aprender de todo esto y de hacer, desde ya. Como decía Andrés Calamaro en su canción «Las oportunidades»: «…Será que será suficiente con que uno elija … Porque si no la buena fortuna pasa de largo».

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La foto de inicio es de Pixabay, de Qimono


2 commentarios

Julen · 08/09/2020 a las 07:14

Está bien que de vez en cuando (¿o es casi siempre?) seamos capaces de ver el lado positivo de las dificultades 🙂

    Juanjo Brizuela · 08/09/2020 a las 10:30

    Julen: las oportunidades siempre son bienvenidas, ya lo sabes. Lo que pasa es que una cosa es que las esperes sin más o bien que trates de construir para que lleguen.
    Se va a hacer difícil mirar el lado positivo pero no nos va a quedar otra que hacerlo así. Si no, será más complicado.

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