Cuándo y dónde

Publicado por Juanjo Brizuela en

El mundo de la publicidad tiene tres excelsos momentos en el año: el Festival de Publicidad de Cannes, el día de nochevieja y el momento siguiente tras las campanadas del año nuevo y la SuperBowl. Es el típico caso en el que no sólo se alimenta el ego de los que somos publicistas sino que llega a una gran parte de la población. Ya no es lo que era, pero se sigue hablando del spot que va tras las campanadas de la Puerta del Sol, sigue habiendo programas de publicidad en canales de televisión y también hay repercusión de la Superbowl. Mucha. Es lo ideal de la publicidad: que traspase la línea de la profesión para convertirse en un hecho cultural y social.

La frase que se está convirtiendo en tópico de que la publicidad (los medios, la televisión, los periódicos, la radio,…) está en crisis, muestra efectivamente que es un tópico. Tras la Superbowl de este año afirmo que de crisis, nada de nada. La profesión está más viva que nunca (igual que en el resto de sectores) y que el problema está en que no sabemos ubicarnos en este nuevo tiempo, que quizá debamos repensar los modelos de negocio. Y en especial que seguimos sin comprender a la gente ni en especial los contextos, los momentos. Así que primero más que buscar excusas pensemos en hacer los deberes. Que los hay.

La tecnología nos ha cambiado. Afortunadamente (sí, afortunadamente) tenemos un sinfin de herramientas que nos hacen la vida más sencilla, más inmediata y que pueden sernos útiles. También es verdad que parece que vivimos pendiente de las apps, los móviles, las tablets e internet, pero lo que hemos de reconocer es que la tecnología nos ayuda. Y lo que hemos de pensar es en qué medida queremos que la tecnología forme parte de nuestras vidas, dónde, cuándo, cuánto y para qué. Bendita reflexión que hay que hacer. Una urgencia, un dato, una referencia, un contacto, una medición… todo esto lo podemos hacer en la actualidad fácilmente a golpe de un click, de un dedo. ¡Chas!. Y esto es una gran ventaja.

Aquí es donde entran a formar parte de nuestras vidas no sólo una aplicación sino una marca. ¿Cuándo y dónde la necesitamos? ¿Y para qué? Hablaba hace unos días que en el momento en que te sientes útil es cuando pasas a formar parte de la vida de una persona. Y si eres capaz de responder a la expectativa y a la necesidad planteada, es difícil que pierdas el vínculo. Entonces comienza una de esas fases esenciales: fidelizar al cliente, mantener la relación e ir aportando cada vez más valor. Funcional y emocionalmente. Pero sobre todo desde la relación que tiene una propuesta de valor con una persona a través de una marca. Una marca es una idea que conecta y esa conexión es la que hemos de valorar. Cómo conectar, de qué manera, cuándo y para qué.

Son preguntas que deberíamos hacernos con total humildad. ¿Cuándo somos importantes para las personas? ¿Cuándo somos útiles y en qué sentido? Anteriormente las campañas de publicidad se caracterizaban por poner el enfásis en ocupar todo el espacio de una persona y atiborrarle de mensajes para que a base de repetición y repetición (esos llamados plan de medios que en realidad consistían en cuándo y cuánto hay que bombardear con el anuncio, casi en forma de spam) pudiéramos encajar como fuere nuestro producto. Pasada la campaña de publicidad, esa marca desaparecía del mapa. Se podría pensar incluso que se había fundido todo el presupuesto del que disponía y poco quedaba para el resto del ejercicio. Hoy, con la tecnología esto cambia… ¿seguro que cambia?

Pues creo que sí. Porque hay momentos y momentos. Hay que identificar cuándo hemos de comunicar nuestra principal propuesta de valor, cuándo hemos de acercarnos al público emocionalmente, cuándo les hemos de sonreir, cuándo les hemos de dejar hablar y cuándo tenemos que estar callados. Interpretar el momento es sinónimo de comprender y entender a nuestra comunidad, a nuestras personas.

La Superbowl de este año ha mostrado este camino. Sí, USA es diferente y lo que queráis pero lo que es verdad es que para mejorar tenemos que auto-ponernos el listón donde se ubican los «avanzados». Y este año ha dado para mucho:

  • el «antes»: como elemento clave. Marcas que sugieren a sus públicos que elaboren el mensaje a lanzar en dicho evento. Marcas que juegan directamente desde el crowdsourcing, proponen una idea y dejan el final abierto a sus personas. Esto es engagement, esto es buscar el vínculo a través de la participación activa de las personas, en diferentes niveles. La pregunta, ¿hasta dónde dejamos que nuestros públicos construyan el propio relato de nuetsra marca? ¿lo hacemos? ¿lo hemos pensado siquiera?. Y además multicanal: televisión y digital al mismo tiempo, redes sociales funcionando a todo trapo y un espacio donde comprobar cada día la evolución y cómo el proceso se va construyendo. Aaaaayyy el proceso como estrategia de comunicación (ya hablaremos de ello).

 

  • el «durante»: o cómo conjugar tu emisión de publicidad con la interacción y la comunicación con l=s usuari=s. O también cómo extender tu pieza de comunicación más allá de lo que dure la misma. Aquí lo que nos ofrecen las redes sociales es de tal calibre que podemos estar al segundo contando cosas, interactuando, escuchando y sobre todo creando. ¿Se produce un apagón en el estadio? calma, mi marca te entretiene. Eso es por ejemplo lo que hizo Oreo, con una pieza específica creada al momento y difundida por Twitter. ¿Increíble? Muchas veces acudimos a eventos, estamos en un acto social, cultural, festivo… y contamos lo que ahí está pasando. Nosotros como personas, en vivo… ¿y las marcas son capaces de interactuar ahí? y no quiere decir que tengan que meter publicidad porque sí, sino tratar de formar parte de la conversación. No ser ajenos a la realidad que se vive y formar parte de ella.

 

Recojo una serie de frases que demuestra el éxito de este trabajo de info-mediatez (vía Wired) (el subrayado es mío):

The message caught on almost immediately, getting nearly 15,000 retweets (as of this writing) and more than 20,000 likes on Facebook – not quite Beyoncé halftime show numbers, but pretty impressive for a one-off joke made by a cookie.

So how did Oreo put their own twist on the lights-out scenario so quickly? Turns out they had a 15-person social media team at the ready to respond to whatever happened online in response to the Super Bowl — whether it was a mind-blowing play or half the lights shutting off. So not only did they have a regular commercial run during the first quarter, they also had copywriters, a strategist, and artists ready to react to any situation in 10 minutes or less.

“The new world order of communications today incorporates the whole of the way people are interacting with brands right now,” Sarah Hofstetter, president of digital marketing agency 360i, which handled game-day tweeting for Oreo, said in an interview with Wired. “Once the blackout happened, no one was distracted — there was nothing going on. The combination of speed and cultural relevance propelled it the forefront.

The social media team also did some planning ahead; for example, they had two different versions of the victory tweet, one with the colors of the San Francisco 49ers and one with the colors of the (now-victorious) Baltimore Ravens. According to a spokeswoman for Oreo’s parent company Mondelēz, it’s still too early to determine what effect the ad may have on sales, but Hofstetter notes that even almost 24 hours after the game, “if you search ‘Oreo’ on Twitter right now, it doesn’t stop rolling. It is absolutely amazing.”

In an environment where advertisers are spending nearly $4 million to run a spot during the Big Game, having a brand respond in real-time on social media is a clever way to reach people on smartphones and computers — particularly when a survey prior to the game found that about 36 percent of Super Bowl viewers would be consulting a second screen.

“The Super Bowl channel is very saturated,” Berger said in an interview with Wired. “I think a retweet is much more engaged, it is suggesting that the audience is not only processing this message but actively engaging with the message and selecting the message to pass on to their friends.

  • el «post»: para mí una de las grandes diferencias entre la comunicación de las marcas de hoy es que antes las campañas tenían punto y final, sabíamos cuándo empezaban y cuándo acababan en función de los recursos económicos que tenías: más dinero, más tiempo… y hoy en cambio, una campaña sí que puede finalizar pero en cambio la relación entre las personas y la marca, sigue y ha de seguir. Fidelizar conversando, fidelizar actuando, fidelizando escuchando y respondiendo. Fidelizar apalancando contenidos.

Nos sigue quedando camino por recorrer, mucho. Pero sobre todo la lección que al menos yo me llevo, es que hoy tan importante es tener una buena ejecución sino sobre todo ser conscientes del CUÁNDO actuamos, de las oportunidades que se presentan, de los momentos de una persona en los que podemos estar a su lado, y también DÓNDE queremos estar, en qué espacio, respetando sus códigos y sus tonos, respetando el protagonismo de las personas en ese contexto y siendo uno más en esa relación.

Repito las preguntas que he hecho antes porque creo que convendría dedicarles un poco de nuestro tiempo:

¿Cuándo somos importantes para las personas?

¿Cuándo somos útiles y en qué sentido?

¿Cuándo y dónde la necesitamos?

¿Y para qué?

La gran lección aprendida debería ser primero cómo alternar y converger una estrategia que combine socialmedia con otros formatos de comunicación, jugando en todo momento el papel de la interacción, y por otro lado la llamada a ésta. ¿O no?

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La foto de inicio es de Flickr, de Belén Montilla


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