Volver a 2020

Publicado por Juanjo Brizuela en

Aunque nos sirva para simplificar y, en algunos casos festejar, los números redondos ayudan a comprender etapas de nuestros ciclos vitales. Pierdes matices e incluso jerarquías de importancia, pero agrupar en una etapa «redonda» un momento vital ayuda a dotarle de perspectiva y probablemente a valorar los pasos dados. Recién iniciada esta segunda decena del siglo XXI, mi mirada al pasado 2019 cubre más de sus 365 días y se eleva hasta una trayectoria que comenzó hace ya 10 años: una nueva etapa profesional abría sus puertas en 2009 al mismo tiempo que cerraba un ciclo anterior. Puedes pensar que quizá sea demasiado espacio temporal para valorar este 2019 pero para comprender mejor este año que acaba de terminar necesito remontarme un poco más atrás. Porque en aquel 2009 comencé a pensar qué sería de mí en 2020.

Hace 12 meses le pedía a 2019 que fuera capaz de extender su vasta capa hacia las emociones y a transformar. Sentía entonces que nuestra profesión oficio debía de darnos eso que llenara nuestro día a día: si no fuéramos capaces de hacer-sentir a nuestras marcas, a nuestr=s clientes, a nuestras personas, que tenían algo que debían vivir como propio, algo tan intenso como su marca, todo nuestro esfuerzo resultaría baldío. Un mínimo detalle ha de tener un máximo de significación, una mirada, una palabra, una acción, una charla, una exposición, un café, sería más que suficiente si fuéramos capaces de transmitir que esto de conectar marcas con personas y personas con personas a través de la marca, se debía hacer para sentir, para emocionar, para vivirlo. 2019 ha tenido mucho de esto. La intensidad de algunos momentos del año hizo que ocurriera a menudo. He sentido caras que expresaban todo con un mínimo gesto, alegría sin par; he visto miradas a una pizarra llena de garabatos e ideas que se fijaban como un pulpo a su presa; he escuchado respuestas a preguntas que abrían compuertas en un mar de dudas. Y he visto también dudas, cabezas agachadas, NO’es sin excusas. Lo normal. Debe ser así. Pero en todo caso, honesto y sincero, como se expresan las emociones de verdad.

Sigo echando la mirada más atrás y recuerdo (una vez más) una frase de un buen amigo mío que me decía que «los proyectos de nuestros clientes tenemos que sentirlos como si nosotr=s fuéramos sus responsables directos», sólo así -decía- seríamos capaces de comprender los problemas y buscar y desarrollar las soluciones. Se me quedó entonces grabado porque ocurrió también hace unos 10 años cuando la escuché. Quizá ahí comenzó esa reflexión que propició aquel cambio de ciclo que hoy sigue más vigente. Siento que no debe haber proyecto en el que te embarques que no QUIERAS (lo pongo en mayúscula) y que no SIENTAS (reitero). Si en algún momento surge una duda en alguna de las variables del mismo, lo mejor es decir que NO.

¿Y qué ha cambiado desde ese recién 31 de diciembre del año pasado? ¿qué ha habido de eso de transformación? Quien más quien menos sentimos que no somos iguales que entonces. Seguro que ha variado nuestra manera de ser, de trabajar, de relacionarnos, de interactuar con nuestras marcas. Seguro que hemos dado un paso al frente, o bien un paso atrás. Confieso personalmente que sí. Me «he revuelto» a mí mismo. Me he sentido cómodo en la diversidad, en lo diferente y en la sombra que no se proyecta cuando brilla el sol. He aprendido y aprehendido que aquello que no emerge, merece la misma atención y cuidado que lo que se presenta ante nosotros, que quizá ahí radiquen algunos de los problemas de fondo y es ahí donde nuestro trabajo sí que tiene de transformador: en hacer-emerger. ¿le llamamos transformación a esto? Puede ser.

En esta línea han sido muy frecuentes en este 2019 los NO’s. Propios y ajenos. De todos he aprendido algo. Con dolor y con alegría. Me han obligado a revolcarme y a tener que lanzar la mirada atrás para tomar aquellos argumentos que hace 10 años iban floreciendo en una tierra aún por sembrar. Y me han obligado a volverme a hacer preguntas básicas y esenciales de mi trabajo, de mi profesión, de mi día a día, de mi oficio, de mí mismo. Visitar el Centro de Documentación Publicitaria ha supuesto una enorme brecha vital y emocional. La pena es que no haya sido antes pero desde luego, y como no creo en las casualidades, que se haya producido ya dice mucho de este 2019.

Si en algún momento has leído el resto de despedidas anuales en este blog, habrás comprobado que en cada año había siempre una palabra como hilo conductor del resumen. Después de estos párrafos anteriores si me pongo a observar 2019 quizá sea la primera vez en estos 10 años vitales que hay más revuelo que en otros años, que respiraban un aire de optimismo por lo que fue el presente y balbuceaba el futuro. Y para este 2019 la palabra que me viene a la cabeza es VOLVER. No quiero que pienses que es una palabra negativa, ni un paso atrás ni siquiera un sinónimo de empezar a contar de nuevo. No.

VOLVER es retomar las bases, un hacerse las preguntas de inicio, un comenzar a aprender el vocabulario por las vocales y/o simplemente asentar algo que con el paso del tiempo haya quedado apartado en pos de otras «novedades» que surgen. Este VOLVER tiene mucho de esencia, VOLVER tiene mucho de poner los pies en el suelo (y la mirada en los claros del cielo), VOLVER tiene mucho de re-intentarlo una vez más. VOLVER tiene mucho de SER más que de tener. 

En este 2019 he vuelto a recuperar aquellas primeras palabras que escribí en una hoja en blanco un jueves de primeros de diciembre de aquel 2009 en una biblioteca de mi Vitoria-Gasteiz. En 2019 he vuelto a recuperar aquellas sensaciones de aquel momento de «hay que ir hacia allí». En 2019 he vuelto a intentarlo de nuevo, una vez más, cuando más dudaba y más veía que no acababa de funcionar. Y funcionó. En 2019 he vuelto a recuperar la magia de mi oficio. En 2019 he vuelto a mirar la realidad no con mis ojos sino con las certezas y las dudas de lo que estaba presente. En 2019 he vuelto a preguntar, más que a responder. En 2019, como leía hace poco referido al deporte pero con reminiscencias hacia mi trabajo, he vuelto a comprobar y a aprender eso de que «el entrenador primero ha de conseguir conocer al deportista, para aplicar los principios del entrenamiento, adquirir un modo de observar el cuerpo y su reacción a los estímulos…El entrenador ha de hacerse en el terreno, al lado del deportista»; tal y como decía Séneca de que «El hombre, cuando enseña, aprende», En 2019 he vuelto a ver aquel 2009 y sentirme reconocible.

VOLVER es, una vez más, una palabra mágica. Como en aquel 2009 que abría las puertas del 2010, como este 2019 que ha finalizado para dar comienzo a este 2020 más ilusionante que nunca y más intrigante que siempre. A 2020 le quiero pedir que me vuelva a obligar a no dejar ese camino emprendido. Que me vuelva a exigir serle fiel y leal, que me permita volver estrujar cada pregunta y cada por qué para saber encontrar respuestas. Le pido a 2020 que vuelva a girar un poco la tuerca hasta que quede lo suficientemente fija y lo suficientemente libre para poder seguir funcionando perfectamente. Le pido volver a dar ese paso que a veces no ha sido posible, o simplemente que no era capaz de observarlo. Le pido que vuelva a permitirme seguir disfrutando con cada paso dado, con cada frase que escribo, con cada diapositiva que trato de explicar, con cada sonrisa que entrego y con cada lágrima que descienda de mi cara. Será un año con algunos cambios, intuyo, pero le pide precisamente eso, que VUELVA A SER. Le pido especialmente que vuelva a ser como aquel 2020 que soñé allá en 2009. Así que a por ello. Como cada «despedida-entrada» de cada año os dejo una de esas canciones que tanto dicen, de esto:

Gracias por estar ahí.

Gracias por cada segundo que pasáis entre estas líneas del blog. 

Gracias por VOLVER. 

Gracias.

Sed felices.

¡FELIZ 2020!

____________________________________________________________

La foto de inicio es de Flickr, de David Santaolalla


3 commentarios

fernando · 02/01/2020 a las 12:20

Me gusta lo de volver a la Base. 😉

JUAN JOSÉ BRIZUELA AGUAYO · 03/01/2020 a las 09:49

@Fernando: Mil gracias de corazón por leer el post.
Sí, volver a la base. Como reiniciarte de nuevo y hacerte las mismas preguntas básicas del primer día. Reconfortante.

Julen · 05/01/2020 a las 07:08

Pues nada, en esta vuelta al lugar del que venimos parece que está parte de disfrutar del futuro. Un bonito juego para hilvanar presente, pasado y futuro 🙂
Que vaya todo bien.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *