Sigo pensando

Publicado por Juanjo Brizuela en

Sigo pensando que el tiempo de descanso de verano no lo es tal de la misma manera que el curso en realidad comienza siempre en septiembre. El verano, y sus vacaciones, te conecta, al menos a mí mucho, con otros pensamientos que durante el resto del año cuesta que lleguen porque no le dejan las prisas, ni las rutinas ni las exigencias de los plazos. Septiembre tiene otros bríos, el «año nuevo» y sus primeros borradores de ideas comienzan a aparecer en los planes porque enero es en realidad un nuevo año fiscal con un montón de planes que se diseñaron a partir de este cuatrimestre en el que entramos.

Sigo pensando también que el mar, para quienes lo tenemos lejos, es un bálsamo que nos reconforta con lo que somos y abre las rutas para lo que queremos ser. El Atlántico es un mar clave en la sostenibilidad del planeta, sus costas son tan atractivas como su temperatura del agua y para quienes habitamos en el norte nos es familiar, aunque no hablemos su mismo idioma. Agosto, en nuestro caso, nos ha hablado en portugués.

Sigo pensando y me ocurre en especial en estas fechas, que la marca territorio es, como todas las marcas, algo que sucede en el momento en el que un/a turista vive una experiencia que quiere descubrir, aun repitiendo sitio pero no mismo lugar, un tiempo similar pero diferente de otros tiempos. En muchos casos la marca territorio pasa su examen en las vacaciones de verano y camina a los lomos de un lado de lo diferencial y por otro lado del valor de la autenticidad que te haga sentir por unos días, una persona satisfecha con la decisión tomada meses atrás. Me ha vuelto a pasar en Portugal. De diferencia y valor habló especialmente Toni Segarra en uno de sus últimos artículos, –impecable como siempre–:

Construir valor requiere valor. Hay que elegir un camino y renunciar al resto.

Toni Segarra – La Vanguardia ]

Sigo pensando, con la especial profundidad que te da los madrugones en estos días que transcurren en modo más relajado, que tenemos una nueva tarea en repensar las marcas del mañana, que siento que el #branding que entendemos hoy, ése que sigue mostrando casos de estetización, llega a un fin de ciclo y las marcas tienen que dar paso al compromiso y hacia lo colectivo, a formar parte de las plataformas que ya existen y a situarse en un escalafón horizontal a la par que las personas y nunca por encima de ellas, tiene que construir afectos, como dice Toni Segarra. Miro mis proyectos, algunos trabajan en esta línea, en otros necesitamos esta mirada de valor y de compromiso más allá de lo exclusivamente formal. Todo, y un mimo especial en cada detalle, para ir generando una cultura en la que no se necesite decir nada, simplemente mirarse a los ojos y que las cosas sucedan, al igual que las oportunidades.

[ Seth Godin vía Xavi Puig ]

Sigo pensando que necesitamos una válvula de escape que nos permita tener otras rutinas, otros hábitos y sobre todo que ejercite una parte de nuestro yo para seguir creciendo especialmente como personas, y si es posible aprovecharlo en lo profesional. En mi caso el basket es una de esas válvulas; la escritura es otra.

He repetido la rutina de los últimos veranos: escribir un relato durante los días de vacaciones. Me obligaba a levantarme temprano cada mañana, a escribirlo en un tiempo establecido, a dejar que la idea se fuera explayando sola y que encontrara vías que le permitieran crecer, a replantear frases y palabras que transmitieran mejor cada parte de la trama. Escribir, como para cualquier otra persona sería pintar, leer, dibujar, cocinar, coser, la marquetería, la huerta, …, recuperar «las manos», acaba siempre por abrirnos un campo que debería seguir durante el resto del año. En mi caso, mejorar la escritura, darle la oportunidad para complicarse, para explorarse y para qué sé yo lo que pueda venir.

Puedes leer aquí los relatos de este «Dieciséis del 23»

[ Medium Juanjo Brizuela ]

Sigo pensando que somos en la medida de las y los demás, que somos «seres sociales» y si lo llevo al branding hemos de pensar en cuál es nuestro entorno relacional que deseamos para que la marca pueda adquirir ese espacio social. Simplemente planteamos discursos, relatos que nunca se cumplen y estéticas para mostrarnos atractivas y seductoras pero solo un día, pero nos falta el ámbito conversacional, el mundo de los gestos, los comportamientos –y cultura– relacionales que nos permitan ganar espacios de confianza duradera en el tiempo. El propósito se nos queda corto –y casposo–, porque es individual y poco colectivo, necesitamos otra manera de entender el ámbito en el que nuestras marcas forman parte de «algo», y esta capacidad está aún por descubrir.

Sigo pensando que siempre somos y seremos nuevos retos, que somos espacios por crear y que somos sobre todo inquietos por obligarnos a repensar para actuar mejor. No necesitamos más, necesitamos «mejor», o al menos tener esa capacidad de mejora y solamente seremos capaces de lograrlo si construimos esta actitud y la capacidad de autocrítica. Si observamos y aprendemos del comportamiento de la sociedad, veremos que para formar parte de ella, y no hacer el camino inverso (como parece en muchos casos) de obligar a la sociedad a recorrer nuestro camino, tenemos que proponer, mejorar y hacerlo mejor, no más, mejor.

Sigo pensando que empieza un nuevo curso; que empiezo un nuevo curso, que empecemos un nuevo curso.


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